E- portfolio
El presente resumen aborda un tema de gran interés en el
contexto de la formación profesional contemporánea: el diseño, desarrollo,
evaluación y seguimiento de un portafolio electrónico docente.
Dentro de los círculos escolares y del saber pedagógico
especializado, hablar de portafolios académicos resulta hoy en día inevitable.
Se han convertido en tema recurrente pues se aduce que son muy útiles para
promover el aprendizaje y mejorar la enseñanza. Que cuando se encuentran
asociados a la figura del alumno, posibilitan una toma de conciencia
autorreguladora por parte de éste. Que cuando se encuentran asociados a la
figura del maestro, sirven para relanzar y resignificar las actividades de
formación, actualización y evaluación magisteriales.
Los portafolios académicos se vienen empleando desde hace
varias décadas en otras latitudes, norteamericanas y europeas esencialmente,
con una vocación que es todavía certificadora en la mayoría de las ocasiones.
Empero, rápidamente se abren las puertas a unos usos alternos, más bien
orientados hacia la comprensión y la mejora del trabajo educativo. En el caso
particular de los portafolios desarrollados por los profesores, se piensa que
pueden contribuir a la facilitación de procesos reflexivos y perfeccionantes
aunque no disponemos todavía de evidencias categóricas sobre cómo y en qué
medida consiguen dichas finalidades. Lo anterior vale especialmente para el
contexto regional, donde las propuestas y las experiencias son insuficientes en
este terreno mientras que las evaluaciones rigurosas y las investigaciones
documentadas apenas comienzan a dar señales de vida. El problema es todavía
mayor cuando nos referimos a una modalidad relativamente novedosa: la de los
portafolios electrónicos, en que el apoyo de las nuevas tecnologías permite una
expansión sustancial de las funcionalidades y los alcances que atribuimos
normalmente a estos instrumentos. Creemos que representan una opción
prometedora desde el punto de vista tanto técnico como pedagógico, pero sabemos
menos sobre ellos y disponemos de pautas todavía endebles para su elaboración.
Esto no debe extrañarnos: son considerables los desafíos que implica el diseño
y desarrollo de un portafolio electrónico docente. Por una parte el contenido,
que ha de ser cuidadosamente seleccionado y adaptado para su empleo como
evidencia de producciones, desempeños e identidades; por otra parte el
continente, que está llamado a dar cabida al conjunto de los componentes que el
autor del portafolio decide incluir dentro del mismo. Ambos, contenido y
continente, han de armonizarse atendiendo razones de naturaleza
temático-disciplinaria, didácticopedagógica, lingüístico-comunicativa,
gráfico-estética y técnico-operativa. Una conciliación, como puede inferirse,
que no resulta sencillo conseguir porque hace obligatorio un abordaje
cooperativo intra e interdisciplinario, en el que las complejas dimensiones
mencionadas aparecen además entretejidas, por ejemplo, cuando han de
encontrarse soluciones gráfico-didácticas o de diseño tecnopedagógico.
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